Kirchheim unter Teck | Una parada personal en nuestro viaje por Europa

Nuestro viaje por Europa nos llevó a Kirchheim unter Teck, una encantadora ciudad cargada de historia y profundamente conectada con mis raíces familiares. Dado que la rama paterna de mi madre procede de dos pequeños pueblos situados a sólo 6 y 30 minutos en coche, esta parada fue algo más que otro destino: fue una especie de vuelta a casa. La inmigración de mi familia a EE.UU. en 1853 desde esta misma zona hizo que nuestra estancia fuera aún más personal y nostálgica.

Nos alojamos en un hotel único llamado Stall, un encantador establecimiento que hace más de cien años sirvió como establo de caballos. Ahora transformado en hotel y restaurante, está perfectamente situado a poca distancia del Altstadt de Kirchheim y, por suerte para nosotros, de la vibrante Kirchheim Musiknacht. Todos los días paseábamos por el casco antiguo, empapándonos del pintoresco ambiente, la rica historia y el acogedor pulso de la vida local.

Kirchheim es una delicia para pasear. Pasamos las mañanas explorando los alrededores de la Altstadt, mientras que las tardes las disfrutábamos a menudo en uno de los muchos patios acogedores, donde nuestros perros descansaban alegremente a nuestros pies. Cenar al aire libre en un entorno tan pintoresco hacía que cada comida pareciera una pequeña celebración de las alegrías de la vida.

Uno de los momentos más destacados de nuestra estancia fue el concierto Kirchheim Musiknacht, que celebraba su 25 aniversario. La ciudad se llenó de música, desde rock y pop hasta blues, música latina y muchos éxitos alemanes. El ambiente festivo y ecléctico fue el telón de fondo perfecto para una noche de música, risas y recuerdos compartidos. Fue maravilloso vivir una celebración que reunía una mezcla tan diversa de sonidos y culturas. Magnus, criado en el centro de Nashville, se sentía perfectamente a gusto en medio de un concierto; pasó muchos veranos en el CMA Fest y en conciertos comunitarios por todo Nashville. Éste era el primer concierto de Cirrus y, aunque estaba un poco abrumado, le encantó conocer gente y explorar.

Cada vez que podemos, buscamos un parque apartado para visitar. En Kirchheim, Daniel encontró Schäferhauser See, un sereno destino junto al lago en la cercana Wendlingen am Neckar. La zona, que cuenta con un tren en miniatura y muelles para barcos, es un paraíso para caminantes, corredores, familias y cualquiera que necesite una escapada tranquila. Nuestro paseo alrededor del lago fue la forma ideal de relajarnos y reflexionar sobre nuestro viaje.

Entre nuestras exploraciones, nos dimos el capricho de hacer algunas compras locales: pillamos unos cuantos pares de Keens y algunas prendas de lino preciosas que necesitábamos para el viaje y el calor veraniego que aún se avecinaba. 

Kirchheim unter Teck, situada a unos 32 km de Stuttgart, se extiende grácilmente bajo la cresta de Teckberg y el castillo de Teck, que da a la ciudad su evocador nombre, "unter Teck". La historia de Kirchheim es tan cautivadora como su presente. Mencionada por primera vez en 960, aunque sus raíces se remontan probablemente al siglo VI o VII con la construcción de una iglesia dedicada a San Martín, la ciudad ha conocido siglos de cambios. En el siglo XIII, el duque de Teck fundó aquí un convento, y no mucho después, las murallas empezaron a tomar forma. El aspecto actual de la ciudad es un testimonio de su resistencia: reconstruida tras un devastador incendio en 1690, se mantiene hoy como una mezcla de patrimonio antiguo y encanto moderno.

Nuestra estancia fue un reconfortante recordatorio de dónde venimos y de los duraderos lazos que nos unen a nuestro pasado, incluso cuando seguimos adelante hacia nuevas aventuras. Kirchheim unter Teck no es sólo un punto en el mapa: es una historia viva y palpitante de patrimonio, resistencia y comunidad. Y para nosotros fue la parada perfecta en nuestro viaje por Europa: un lugar donde la historia se encontraba con la alegría cotidiana y donde cada rincón susurraba un trocito de hogar.

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