Daniel y yo tuvimos suerte de tener unos padres y abuelos maravillosos en nuestras vidas. Hoy, en el Día del Padre, nos gustaría dedicar unos minutos a compartir lo afortunados que somos en el departamento de padres y abuelos.
Me ha tocado el gordo de papá. Como niña de papá, siempre he confiado en la opinión experta de mi padre, en su paciencia con su impulsiva hija y en su mentalidad de ayudar a los demás. Mi padre ha dirigido su propio negocio desde antes de que yo naciera, nos ha mantenido con éxito (con la ayuda de mi madre, por supuesto), ha recibido con éxito un trasplante de hígado y es un padre y abuelo implicado hasta el día de hoy. Cuando tu padre o tu madre pasan por algo como un trasplante de órganos, aprendes mucho sobre ti mismo y sobre ellos. Aprendí que mi padre es un luchador y que su fuerza es inconmensurable. Siempre supe que era fuerte, sólo que no tenía ni idea de lo fuerte que era.
Barry es una inspiración. Es trabajador, devoto y está lleno de sabios consejos. El amor que muestra a su familia es increíble. Me sentí aceptada como parte de la familia desde el momento en que seguí su consejo de hacer rotar los neumáticos de Ammi. Creo que lo vio como si yo intentara cuidar de ella, y creo que eso cambió la forma en que me miraba. Estoy muy agradecida de formar parte de su familia.
Mi padre tiene una personalidad mágica tan entrañable que no puedes evitar quererle... o encontrarle frustrante. O a veces ambas cosas a la vez. Cada año que pasa, le comprendo un poco más al ver su comportamiento, sus acciones y su luz en mí. Estoy muy agradecida por tenerle como padre y como amigo. Su bondad y compasión me ayudaron a convertirme en la persona que soy hoy y espero compartirlas con todos los que forman parte de mi vida.
Jim Carter es uno de mis seres humanos favoritos del mundo, pasa cualquier rato con él y podrás ver algunas de mis partes favoritas de Daniel en su forma original. La amabilidad, el sentido del humor y la irradiación de amor de Jim hacen de él y de su hogar una de las personas y lugares más acogedores del mundo.
Tengo la suerte no sólo de haber tenido uno de los mejores Papás del mundo, sino de seguir teniéndolo en mi vida a los 37 años. Mi Pa es un cristiano devoto y conoce a todo el mundo en Bowling Green tras décadas de vender seguros (todavía compro mi seguro a través de uno de sus aprendices). Me enseñó a pescar e hizo que la pesca fuera divertida cuando era pequeña. Uno de mis recuerdos favoritos de pequeño es esperar en casa de los Alvaton a que Pa volviera del trabajo y esconderme detrás del sofá para asustarle. Hoy en día, mi Pa es un hombre de pocas palabras, pero aún así vive una vida de amor y servicio.
La firmeza de Johnny es inquebrantable y desprende una tranquilidad inspiradora. Tiene una sonrisa genuina y contagiosa capaz de iluminar una habitación. Uno de mis recuerdos favoritos es cuando mis padres conocieron a Johnny y Martha y se hicieron amigos al instante. Era como si se conocieran desde hacía años, viejos amigos que se reencontraban en lugar de hacerlo por primera vez. Lo tomé como una muy buena señal de que aquella gente era de la familia.


















